jueves, 30 de enero de 2014

Madrid es ella





Ella era toda la poesía que se escribía en Madrid, 
el verso más bonito de Gran Vía, 
la boca más hermosa de Malasaña, 
los ojos más tímidos de los cines de Callao, 
la cabeza más heavy que había pasado por Argüelles, 
la cintura más bonita que veías por el metro,
las piernas más largas de la Plaza Mayor
y la falda más corta de Montera.

La musa que aún seguía inspirando la estatua de Bécquer.
El rayo de sol más brillante de una tarde de domingo en el Retiro,
la reliquia más bonita del Rastro,
la que podía domar los leones de Cibeles,
la quinta torre de Madrid,
el palacio más real de todo mi reino.

Madrid es ella.
Y yo, sólo una de sus calles.

(…)

La nariz más roja de la casa de Campo,
Los acordes de jazz más hermosos del Café central
(…)
Los copos de nieve que los tejados echan de menos
La única diosa de todas las catedrales (…)
El único monumento del templo de Debod
La palabra más bonita del Barrio de Madrid
La única movida que existió en Madrid.

(...)

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